El handball argentino, en su viaje de egresados

Fotos, risas, souvenirs… por primera vez en Juegos Olímpicos, el seleccionado vive en la Villa Olímpica, que conoció ayer, una experiencia soñada por años.  LONDRES.- El handball argentino está viviendo el momento más emocionante de su historia. No hubo que esperar el ingreso en la Villa Olímpica para detectarlo.Ya en el aeropuerto, con la recepción oficial y la presencia de algunos periodistas y simpatizantes argentinos que esperaban la llegada de los Gladiadores, el grupo se estremeció. «Es toda una vida esperando vivir este momento, no puedo creerlo. Todo es mágico para mí», afirmó el capitán, Andrés Kogovsek, que con 38 años tendrá aquí su último torneo con la camiseta celeste y blanca. El seleccionado de handball participará por primera vez en su historia en los Juegos Olímpicos. Consiguió la clasificación el año pasado, ganándole la final de los Panamericanos de Guadalajara a Brasil, y debutará el domingo próximo ante Islandia. Ya en el edificio argentino en el Olympic Park, los jugadores emularon a las Leonas y colgaron su bandera en el balcón. «El más conmovido es Andrés», contó Eduardo Gallardo. «Para él son muchos años de esfuerzo, tres Panamericanos buscando una clasificación que no se daba. Éste será el cierre perfecto para su carrera», agregó el entrenador. Después salieron a recorrer el parque y la zona internacional, se hicieron fotos y publicaron decenas de comentarios en Twitter, mostrando orgullosos el lugar al que llegaron. Se comportaron como un grupo de egresados, llamando la atención de todos por sus risas, gritos, bromas. Y compraron souvenirs en los comercios del parque como entusiasmados turistas. Federico Pizarro escribió en Twitter: «¿Me dejan repetir que la Villa Olímpica esta increíble? Las fotos las subo a la noche, esto esta muy lindo para agarrar la compu…». Federico Fernández prefirió recordar a los ausentes por lesiones, su hermano Juan Pablo y Agustín Vidal: «Aunque no estén acá, nunca se olviden que esto es de ustedes también». El mundo nuevo, el de la Villa, resulta sorprendente también para Gallardo: «Antes de venir uno se encuentra con gente que va diciéndole lo que es, y uno va imaginándolo, pero esto supera todo. Ya pasamos por el comedor, que es enorme. Todavía no me crucé con deportistas extranjeros, pero el hecho de juntarme a charlar con Martín Jaite y Mariano Zabaleta, que son nuestros, es algo que tampoco puedo hacer habitualmente. Todo es muy enriquecedor». El desborde emocional de este grupo es bien merecido. Y todavía no salió a la cancha. Ya dio un paso gigante y quiere dar otro, porque el objetivo es ganar un par de partidos para llegar a los cuartos de final. Para eso debería vencer a Túnez y a Gran Bretaña. ¿Estar entre los ocho mejores del mundo es posible? Demasiados sueños juntos, demasiada adrenalina. Todavía hay que empezar a jugar y el que pone un freno y lleva las cosas a la normalidad es el conductor, Daddy Gallardo: «Ya estamos acomodados en la Villa y es increíble. Ahora vamos por más. La historia continúa…».   Por Juan Manuel Trenado / Enviado especial para Canchallena.com.ar