La alegría es sólo paraguaya

El seleccionado paraguayo se consagró campeón del Torneo Sudamericano de Menores de Embalse, tras vencer en la final al conjunto uruguayo por 24-20. Luego de una campaña inmejorable, en la que derrotó dos veces al combinado argentino, el equipo guaraní logró el título después de vencer a Uruguay. De este modo lograron algo histórico para el handball del país vecino. Ya el día lunes César Servín Estigarribia, el entrenador  de Paraguay había afirmado que «llegaron con el objetivo de campeonar”. Y no estaba para nada errado. No sólo eso, sino que también comentaba cómo venía mejorando el handball en su país:   “…existe ahora un campeonato muy competitivo en inferiores. Antes se jugaban solamente competencias interescolares, pero a partir del año pasado nació un torneo organizado, que además es verdaderamente parejo”. Paraguay llegó en silencio y se fue por la puerta grande. Merecido premio para un país que viene mejorando en materia handbolística y que quiere consolidarse en la rama femenina.   A continuación, les dejamos la crónica de la final a cargo de la Confederación Argentina de Handball.   «…Se acabó la espera. Era hora de jugar. Uruguayas y paraguayas se enfrentaban en busca del anhelado título. El equipo charrúa arribó a la ansiada final luego de triunfar en semifinales ante el conjunto chileno. Paraguay, por su parte sacó pasaje al partido definitorio gracias a la victoria que obtuviese frente al seleccionado argentino en la misma instancia en el día de ayer. Ambos planteles salieron a la cancha sabiendo que no era un partido más. Las caritas de las jugadoras lo decían todo. Nervios característicos de esta clase de encuentros reflejaban sus rostros. Mientras tanto en las tribunas la gente empezaba a palpitar la definición del campeonato. “Soy Celeste, soy Celeste” se escuchaba en la hinchada rioplatense, mientras que en la albirroja sonaba “Paraguay, Paraguay”. Todo estaba listo para que empiece la fiesta. Uruguay abrió el marcador con una buena penetración por el centro del área. De todas formas poco le duró la alegría a las uruguayas porque en dos minutos el elenco guaraní dio vuelta el marcador, gracias a la contundencia de sus atacantes. Un arranque eléctrico digno de una final. Con el correr de los minutos las paraguayas se soltaban más y lograban armar buenas jugadas colectivas que terminaban con la pelota en el fondo de la red. Esta tendencia se mantuvo en gran parte de la etapa inicial. Uruguay llegó al empate a los 12’ aunque la paridad en el marcador fue efímera. A los 14´ el entrenador de Paraguay César Servín solicitó el primer tiempo muerto para ajustar algunos detalles que no estaban saliendo del todo bien –como la pérdida de la pelota en pases que no eran complicados-. A poco del cierre de la etapa inicial: la albirroja logró aventajar a su rival por tres tantos. El primer período se esfumó con un mejor funcionamiento del equipo paraguayo que se fue al descanso con una victoria parcial de 13 a 10 sobre su oponente. En la parte final volvió a pegar primero el conjunto oriental que achicó la distancia a dos goles. Con el correr de los minutos, Paraguay seguía utilizando la salida rápida desde su área –que tanto resultado le dio en la etapa inicial- y terminaba sus jugadas de la mejor manera. Crecía la figura de su jugadora Fernanda Insfran que convertía goles por doquier. Cuando el tablero marcaba 10´: la diferencia era de seis tantos a favor del elenco guaraní (20-14). Con el resultado y la ventaja –considerable- a su favor, las dirigidas por César Servín controlaban las acciones del juego a su merced. Las uruguayas intentaban por todos lados romper con la defensa albirroja pero se encontraban -una y otra vez- con un muro infranqueable. En los últimos minutos: La garra paraguaya prevaleció sobre el juego rioplatense y se llevó el premio mayor por 24-10. Una vez terminado el partido, se desató la fiesta paraguaya. Todos invadieron la cancha y entonaron el famoso cantito triunfal “dale campeón, dale campeón”. El festejo seguiría con el correr de los minutos. La mejor jugadora del torneo -elegida por las máximas autoridades- Camila Feschenko Krussel no ocultó su alegría después del flamante triunfo: “Me sorprendí, no me lo esperaba. Es una alegría inmensa”, relató emocionada. Sobre la obtención del título agregó: “La clave fue la humildad del equipo, la garra que tuvimos en todos los partidos nos llevó a ganar el campeonato”, reflexionó la jugadora paraguaya.