Viviendo el Sueño Olímpico

El tiempo marca 29:43 del complemento. El marcador está 25 a 23. En la pantalla de televisión, un grupo solitario de 15 jugadores de remeras celestes y blancas empiezan a festejar. Frente a ellos, unos chicos de amarillo y verde con la mirada perdida… ellos no lo pueden creer… y nosotros, tampoco. El árbitro da la orden, 29:44, 29:45, 29: 46… el tiempo empieza a correr… lentamente. Mi corazón se detiene. La gente salta en las tribunas; están festejando. Los jugadores también. Sigue corriendo el cronómetro. Hay que quedarse con la pelota… Hacemos un gol. Los de amarillo sacan rápido, pero ya no hay más tiempo. Tiempo… ¿cuánto habremos esperado ésto? De repente escucho un relator que se emociona… está  llorando. Yo, a miles de kilómetros… también. En la cancha se desata la locura. Besos, abrazo, gritos, festejos. Es histórico. Ellos, los jugadores, lo son. No puedo dejar de verlos, de admirarlos. Hicieron lo que nadie pudo… El handball argentino es Olímpico. Lo festejan en Río Grande, Ushuaia, tan acostumbrados a jugar bajo cero. Lo viven los chicos que entrenan en playones con arcos hechos caño redondo, áreas pintadas de tiza, zapatillas rotas… Los que tienen pelotas para entrenar… y los que no… los que juegan torneos importantes… los que sueñan con hacerlo. Es un verdadero triunfo… es  de todos. De un deporte, de una familia. Atrás quedaron las condiciones deficitarias de infraestructura, las carencias de sponsors, la falta de empresas que se asocien. Todo… pronto será un mal recuerdo del pasado. Que vengan VISA, Adidas, las Ligas Nacionales y los canales de TV. Somos un deporte olímpico, ¿no? Y como tal, tendremos lo que nos merecemos.   Hoy, ya han pasado dos años de aquella gesta nacional… y todavía me emociona revivirlo. Los goles, las atajadas, los festejos, el relato. Haber sido contemporáneo y sentirse, sin ningún motivo, parte. Sin embargo, no puedo dejar de preguntarme… ¿cuántas cosas cambiaron? ¿Para el handball, para los jugadores, para los chicos…? Y a pesar del paso de este tiempo sigo soñando con un mejor balonmano nacional. Un balonmano que puertas para adentro sea tan olímpico como lo fue en Londres o como lo será seguramente en Río… Quizás es que estoy un poco ansioso por que todo cambie. O quizás sea  que a lo mejor no soy un experto en la materia. Por el momento tendré que conformarme con lo que hay, o tendremos que sentarnos y esperar un poco más… Al fin y al cabo, y en el fondo, todo parece ser cuestión de tiempo…