Los Gladiadores no pudieron con Francia
El capitán Gonzalo Carou reunió uno a uno a sus compañeros para, todos juntos, ir hasta donde estaban los hinchas albicelestes, los que quedaban en las plateas del Estadio Ali Bin Hamad Al Attiyah de Al Saad, muchos de los cuales eran familiares de los jugadores. Los Gladiadores acababan de sufrir ayer una lapidaria derrota 33-20 frente a Francia, una tristeza gigante pero insuficiente para impedir que los argentinos presentes los aplaudieran de pie.
Entonces Carou, líder del grupo, convenció a los muchachos de que levantaran la cabeza, porque si bien acababan de despedirse del Mundial con un duro tropiezo, habían hecho un torneo tan trascendente que ni la paliza recibida minutos antes debía opacar.
Argentina nada pudo hacer frente a esta fantástica Francia, para muchos entendidos el mejor equipo de la historia del handball, actual campeón olímpico y europeo. Esa máquina de jugar, con una defensa inexpugnable y un ataque infalible, eliminó a los dirigidos por Eduardo Gallardo sin siquiera dejarlos entrar en partido. Imposible que eso tape todo lo bueno que hicieron los Gladiadores en una fase de grupos en la cual se codearon con los poderosos Dinamarca (empate), Polonia (derrota por uno), Alemania (luchando hasta el final) y Rusia (victoria), para pasar por tercera vez en la historia a octavos de final de un Mundial, donde justo le tocó el rival que todos querían evitar. Argentina terminó 12ª y repitió su mejor posición histórica que fue en Suecia 2011.
Fue tan bueno lo de Francia que hay que verlo para creerlo. In situ es más impactante todavía. Fue tan arrollador su inicio que a los 15 minutos ya sólo quedaba como incógnita aventurar la diferencia de goles con Argentina. La defensa monolítica y feroz que plantearon los galos obligó a los argentinos a hacer un esfuerzo sobrehumano, y cuando pudieron filtrarse atrás apareció el arquero Thierry Omeyer, quien le puso un candado al arco. La estrella del París SG redondeó un porcentaje de atajadas del 50 por ciento, extraordinario por donde se lo mire. Entre ese bloque defensivo rocoso, y su poder ofensivo inagotable en recursos, el resultado se veía venir. La mejor Francia liquidó a una Argentina que por defectos propios y virtudes ajenas jamás se acercó al rendimiento que había mostrado hasta acá.
“Estoy orgulloso”
Carou fue sincero minutos después de aquel agradecimiento: “Sabíamos que iba a ser complicadísimo, este estilo nos vuelve loco. No le encontramos la vuelta, nos pasaron por arriba, sólo nos queda aplaudir. Que nos sirva para aprender, hicimos un muy buen Mundial, crecimos, les jugamos de igual a igual a las potencias, nos falta para repetir ante Francia y España”.
«…Rescato que le metimos hasta el final. Como grupo debemos estar contentos, en una semana nos daremos cuenta. Ya nos ven de otra forma», afirma Carou.
A la hora del balance, dijo: “Es duro irse así, que te ganen por 13 goles, pero rescato que le metimos hasta el final. Como grupo debemos estar contentos, en una semana nos daremos cuenta. Ya nos ven de otra forma. Te dabas cuenta cuando te saludaban los franceses. Por eso salieron a matar, con lo mejor que tienen y nos mataron. Esto suma porque es un golpe de realidad, nos sirve para mejorar. Estoy orgulloso de mis compañeros, de mi equipo, pero no nos conformamos aunque salgamos 12°. Queríamos ganar”.
A metros del capitán argentino, Omeyer dijo en inglés ante Mundo D: “Argentina había jugado muy bien hasta ahora, por eso nosotros salimos muy concentradosdesde el inicio porque sabíamos que son muy peligrosos. Desde el comienzo tuvimos mucha intensidad en defensa e hicimos la diferencia”.
Así se fueron los Gladiadores de este Mundial de Qatar, sin poder dominar a Francia, pero conquistando el respeto de todos. Y eso es un estímulo para seguir y para aplaudir.