Actualidad, Opinión

Handball, mi sueño

Perdimos otra vez con Brasil. Que novedad ¿no? No, creo que todos sabemos que hacen mejor las cosas que nosotros. Argentina con buenos resultados, con progreso, pero no el suficiente para dar el gran salto de calidad que toda persona amante de este deporte espera. No todo es gris, se han hecho cosas maravillosas y el crecimiento de este deporte en los últimos diez años es impresionante. Pasamos de que en los diarios no sepan ni cómo escribir “Handball”, a tener trasmisiones todos los domingos de una liga con un nivel altísimo que motiva a miles de chicos y chicas a practicar este deporte. Pero me pregunto, ¿cuándo vamos a ser un grande?, ¿cuándo vamos a ser uno de esos equipos que tiene grandes oportunidades de estar entre los cuatro mejores de un mundial? ¿cuándo van a transmitir los partidos de los argentinos en las máximas competiciones europeas?, ¿cuándo vamos a empezar a pelear para que el occidente tenga  más de una plaza para ir a los Juegos Olímpicos? Para esto necesitamos un cambio. El potencial de estas tierras no tiene techo, pero el aprovechamiento de ese potencial no se utiliza correctamente. Como yo, todos tenemos una opinión al respecto. Más siendo argentinos, que nuestra principal característica es opinar de todo tema sin tener la más remota idea. Además podemos sumarle que, en ocasiones, nuestra opinión es incorrecta pero nunca vamos a aceptar que estamos equivocados. En este caso no creo que tenga el conocimiento absoluto, pero creo entender algo de esto y lo que debemos hacer. El handball  es un deporte que solo algunos pocos lo juegan, comparado al fútbol, al básquet o el vóley. Los amantes de esta disciplina, lo quieren ver brillar en lo más alto. Esos pocos están locos y enfermos. Cuando entran en el  40×20 se olvidan de todo y juegan sin pensar en los problemas que tienen, se sienten libres y felices. Conozco varias historias en la que estos, por poder jugar para sus colores, han hecho cosas increíbles que sin esa motivación no hubiesen logrado. Por eso es que estoy escribiendo esto. Mi objetivo es que se pueda comenzar a trabajar duro, para que en unos años, se pueda ver handball argentino en lo más alto. Que tenga una participación de la comunidad y que se pueda ver un cambio significativo. Realmente, ¿qué estamos dispuestos hacer por este deporte? “Necesitamos un cambio”, dijo un gran referente de la selección argentina. ¿Estamos dispuestos a cambiar? Porque todos decimos: “el cambio es bueno”, “intentemos cosas nuevas”, “debemos mejorar aquello”, “más de esto”, etc. Pero cuando el cambio involucra movernos de nuestro punto de comodidad, ahí nos deja de gustar y nos conformamos con lo que tenemos. Entonces,  por primera vez, hagamos un esfuerzo, pongámonos a mirar hacia nuestros costados y demos lo mejor para todos. Aunque lo que debamos hacer implique dejar de jugar, darle minutos a otro, escuchar la opinión de otro que piensa distinto a mí y sumarlo para que salgamos adelante. Para esto debemos dejar las internas y las diferencias, para empezar a trabajar y dar ese salto de calidad, que en mi opinión, todo el mundo desea. Mi deseo más profundo es que el interior sea más escuchado. Cada chico que juega soñó, sueña y soñará y con vestir esa la camiseta de la selección. Este haría lo que sea para jugar con esos colores. Pero a veces tiene menos posibilidades que alguno que juega en Fe.Me.Bal. Igual no es una crítica a esta federación, porque generalmente es muy difícil brindar iguales posibilidades a todo el mundo. A veces se necesita algo de suerte, o estar en el momento indicado y en el lugar indicado para que nos vean y el llamado más preciado se haga realidad. Pero lo que pido es que sea lo más justo posible. Que se les dé mayor lugar a estas personas, a trabajar en conjunto, dejar de elegir con el dedo , con los apellidos y elegir con la gota de sudor, con el sacrificio. Debemos aprender a decir basta, hasta llegue y dejarle el lugar a otro que está abajo nuestro, sin dejar de estar relacionado. Porque a este que viene atrás mío, le podemos enseñar a que no tropiece con las mismas piedras que uno. Y así llegar un poco más alto. Si logramos esto, seguiremos y aumentaremos la ilusión de millones. Una vez, antes de jugar una semifinal contra uno de esos equipos grandes a los que se sueña con ganarles, un hermano me dijo: “la ilusión es la nafta para lograr los sueños”. Entonces, ¡Alimentemos esa nafta!, para que más chicos cumplan sus propios sueños. Y lo más importante, que lleven a lo más alto los colores de Argentina. Para eso debemos ponernos a trabajar duro y principalmente dejar las diferencias de lado, poner sobre la mesa todos los proyectos, apoyar al que se elija sin ver las diferencias. Simplemente aportando cosas buenas. Esta es la humilde opinión de un loco más, que lo único que quiere es ver a este hermoso país que le da alegrías y tristezas día a día triunfar contra el resto del mundo, de igual a igual con argumento y razones para ser los mejores.         Por Lautaro Licari